Historia
UN MÁGICO RELATO DE 72 AÑOS DE HISTORIA, CULTURA Y TRADICIÓN
Son muchos los momentos que rodean el nacimiento de la gran empresa que es hoy el Club Social Valledupar S.A.; 72 años de recuerdos que hoy inspiran a sus socios a seguir luchando para que este Centro Social se siga consolidando como epicentro de la mejor gastronomía, fiestas y reuniones de la región y del país.
Los españoles que llegaron a esta tierra no eran solo buscadores de oro, vinieron a explorar las regiones con criterio comercial; estos querían establecer ganaderías y los medios para poder trasladarse hacia las fundaciones que iban construyendo a medida que ascendían, utilizando el afluente del rio Magdalena con el uso de embarcaciones adecuadas que traían de España.
Se dieron cuenta que el río Cesar era un poderoso afluente del gran Rio que utilizaban y esto les abrió el camino para emprender su cometido en esta zona de lo que hoy es Valledupar, sus contornos y parte de lo que en estos tiempos es el sur de la Guajira. Con sus habilidosas actitudes al poco tiempo habían coronado sus ambiciones.
Para estos planes fundaron a Valledupar, Badillo y Valencia.
Estas fundaciones a lo largo de los años convirtieron a toda la región en emporio de riqueza en el renglón agropecuario, principalmente ganadería, en tierras de sabanas y montes vírgenes; los vacunos los llevaban por el río cesar hasta el punto de embarque, que hoy es la población de El Paso, y saliendo por la desembocadura de la hoy Ciudad del Banco, surtiendo a los expedicionarios que penetraban fundando pueblos.
Siguieron los años, los pueblos crecieron superando los problemas con los indios y mezclándose las razas europeas con indios y negros que trajeron los españoles como esclavos; desde la época de la colonia y también cuando entramos a la de la independencia toda la comarca tenía gente nativa de mucho vigor.
La actividad predominante siguió siendo la ganadería y comenzaron los más pudientes a enviar a sus hijos a capacitarse intelectualmente en ciertas ciudades que crecieron por el comercio que se incrementó con Europa y fundaron Centros educativos nacionales universitarios que lograron fama por el prestigio, las cuales subsisten en Bogotá, Medellín, Popayán y Otras ciudades.

El Doctor Juan Castro Monsalvo, ya en la era contemporánea, nativo de Valledupar, estudió la profesión de Derecho y casado aquí mismo con Carmen Maya se trasladó a Bogotá a desempeñar cargos públicos como el de Prefecto Judicial, regresando a su ciudad natal a finales de 1948. Él era un hombre muy alegre, participaba en las parrandas y bailes que hacían las casas de familia.
En unos carnavales lanzó la idea de crear un centro para festividades sociales y comenzó a hacer contactos para llevar su propósito hasta el final. Organizó un baile en casa de su cuñado Jose Calixto Mejía y de su hermana Margarita Castro Monsalvo y persistió hasta que el 11 de noviembre de 1.952 quedará fundado el Club Valledupar como Sociedad Anónima; luego vino la protocolización del acta de fundación mediante escritura pública Nº 360 del 10 de Septiembre de 1.953, lo que hizo la Junta Directiva provisional integrada por Juan Castro Monsalvo, Carlos Vidal Brujes, Lucas Monsalvo Araujo, Huberto Meza Monsalvo, Eloy Enrique Quintero, Guillermo Baute Pavajeau, Miguel Enrique Villazón, Roberto Pavajeau Monsalvo, Joaquín Campo Maya y Alfredo Araujo Noguera.
Por varios años su sede fue la casa de Rigoberto Benavides y su señora Fabriciana Calderón. Esa casa estaba situada en la calle 16 entre carreras 7ª Y 8ª; hoy en ella funcionan varios negocios, pues sus dueños fallecieron hace varios años.
El término de la sociedad fue de 50 años, el capital social de cuarenta mil pesos, dividido en doscientas acciones de doscientos pesos. Quedó igualmente definido que las Juntas estuvieran compuestas por un presidente, primero y segundo vicepresidente, un tesorero y un vocal, además los socios estarían divididos en cuatro clases así: socios propietarios, socios transeúntes, socios asistentes y socios honorarios.
Una vez legalizada la sociedad anónima, el Club prosiguió su ritmo normal; a los pocos años hubo reforma de estatutos y reglamentos. Esto se ha hecho en distintas asambleas, por ejemplo al comienzo se elegían los directivos por seis meses, luego se varió al término de durabilidad a un año y para ser socio se condiciono la edad de dieciocho años.
De 1.955 a 1.962 las reinas centrales del carnaval las elegía el Club Valledupar y ellas fueron en su orden: Cecilia Pupo, Marina Gutiérrez, Gloria Pumarejo, Ilba Cuello, Rosa Monsalvo, Astrid Baute y Lucy Cuello. De 1.964 en adelante se democratizó esa modalidad haciendo partícipe a los barrios, a otros clubes que existían, algunos salones de carnales y otras entidades, y el Club Valledupar se limitó a designar las Reinas para sus propios carnavales y han sido: Doris Cuello Monsalvo, Martha Baute Uhía, María Cecilia Cuello, Martha Gutiérrez, Gloria Ackerman Villazón, Elsy Dangond Castro, María Inés Castro Pumarejo, Alba Luz Araujo Castro y María Teresa Pumarejo Valle.
Como se ve, el Club Valledupar ha sido protagonista de muchas cosas que le han dado realce a esta ciudad. Estos reinados se institucionalizaron para darle mayor atractivo y orden a los carnavales, primero a nivel popular, y esto así continuo para el mismo Club y también para otros pueblos de la región que siguieron las normas. Cuando el Club funcionaba aun en la Casa de Benavides, vino a Valledupar una numerosa delegación de Bucaramanga a inaugurar el servicio aéreo de Taxade, una empresa de santandereanos. Esa delegación vino encabezada por el Gobernador de Santander y muchas otras personalidades como el Doctor Augusto Espinoza Valderrama. Ellos trajeron a la Reina de Belleza al reinado de Cartagena de ese año, Esperanza Gallón, un espectáculo de mujer y el baile fue apoteósico.
Construida la Sede del Club en el Novalito, al inaugurarse el departamento del Cesar en 1.967, la organización de la fiesta para recibir al Presidente de la Republica Carlos Lleras Restrepo, a su ministro de Gobierno Misael Pastrana Borrero y al primer gobernador Alfonso López Michelsen, este con su esposa Cecilia Caballero.
Luego de varios momentos inolvidables y trascendentales, podemos ver como un grupo de jóvenes liderados por el abogado Juan Bautista Castro Monsalvo crearon el Club Valledupar.
Eran tiempos del Valledupar colonial, provinciano, familiar, alegre y acogedor.
En esa época estaba integrado por 40 Socios de excelsas cualidades humanas, donde el propósito en comento era de fácil cumplimiento: Se organizaban las fiestas tradicionales y todos departían con alegría.
Hoy, casi 60 años después, toda una comunidad les aplaude y pondera esa lección de inteligencia. Si el hombre persigue siempre en el fondo de su alma un sentimiento de inmortalidad, tal actitud creadora tuvo que prever que esa institución sería fundamental en la vida y alma vallenata. Es que el futuro solo lo crean la imaginación y la fe, y quienes colocan su mirada en el porvenir, solo encuentran sentido a la vida participando en la creación.
Parte de la historia del Valledupar del Magdalena Grande y la del Cesar desde su amanecer está construida y cimentada en el Club, porque desde allí tienen concepción los grandes propósitos de sus dirigentes, y en sus salones homenajean y agasajan a quienes contribuyen con la grandeza y prosperidad regional. En 60 años de existencia, el Club Valledupar tiene un aporte trascendental en la vida institucional, social, económica, empresarial, política, cultural y folclórica de los Cesarenses.
Son tantos años que un libro se quedaría corto para expresar todas esas anécdotas y sucesos que enmarcan un largo recorrido de una empresa que es hoy día pilar fundamental en la vida de sus asociados.
Varias generaciones lo han dirigido y orientado con dedicación y altruismo. Hoy es orgullo de Valledupar y del Cesar. Su fortaleza es producto del talento y empeño de quienes son fieles a los ideales de sus fundadores. Directivos, socios y empleados, prolongan y enaltecen una tradición abierta y acogedora para todos los conciudadanos.
Hoy, además de Centro Social por excelencia, es toda una organización empresarial que comercializa sus bienes y servicios con una moderna perspectiva social, dinámica, corporativa y abierta a la sociedad. El Club Valledupar es y continuará siendo determinante en los grandes proyectos sociales, económicos e industriales que consolidan sus objetivos en el país Vallenato. Tiene toda la infraestructura y el recurso humano para que desde sus escenarios se materialicen programas y propuestas de inversión aprovechando entre otras oportunidades las ventajas de la zona económica especial de exportación.
La empresa Club Valledupar S.A. es hoy en día un reconocimiento a sus socios fundadores, sus accionistas, directivos y empleados, que a lo largo de 6 décadas han hecho posible esta realidad social y empresarial.
Durante todos estos años, este ha atravesado por grandes momentos de felicidad y de tristeza, se han tenido algunos tropiezos y muchos triunfos y aciertos que han marcado la vida de cada uno de sus asociados, empleados y todos los que de ella hacen parte, pero todos estos momentos han permitido crecer como organización y estar a la par de los demás centros sociales del país.
Una historia que se espera continúe forjándose desde los cimientos de la sociedad valduparense; esa sociedad formada en valores y cimentada en las sanas costumbres, que cada día busque el crecimiento empresarial en pro del beneficio de toda la sociedad y enmarcado por un ambiente socialmente responsable es lo que sus socios fundadores y actuales esperan; una mirada al pasado refleja el futuro que con esfuerzo y voluntad se puede formar, y que está en manos de sus nuevas generaciones construir.